Sala de Exhibiciones de la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa
Del 6 al 30 de setiembre de 2019
El recuerdo de mi primer encuentro con Nereida Apaza y Raúl Chuquimia en Arequipa, en octubre de 2010, está fundido con el del descubrimiento de la Editorial Equilibrio que ambos habían creado y que entonces, hacía apenas un mes, había publicado su primer producto, el libro serigráfico “Semilla”, el cual me obsequiaron y tuvo el efecto de una revelación: era posible hacer, independientemente, libros con estampas originales en el Perú. Sopesar entre mis manos ese objeto fue equivalente a una lección editorial, un testimonio tangible del cual aprender y un modelo a seguir. “Semilla” estaba conformado por veinte láminas que reproducían serigráficamente, gracias a la pericia técnica de Raúl, unos bellos dibujos de Nereida. Entre 2011 y 2014 editaron otros cuatro libros, entre ellos uno del propio Raúl y el lúdico “Entripado” de Tania Brun que presentamos poco tiempo después en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano de Miraflores, en la ciudad de Lima. Todos forman parte de esta exhibición bibliográfica.
Podría decir que esta exposición de la Primera Bienal de Grabado de Arequipa surge por el interés de rememorar los logros editoriales de este par de amigos que juntos realizan el trabajo de una cuadrilla de obreros culturales y también por dar a conocer las incursiones editoriales de otros grabadores que, apelando a la remota relación entre el libro impreso y el grabado, han producido y producen libros que incorporan algunas de las técnicas que lo constituyen: la xilografía como es el caso de Luis Solorio, también en Arequipa, mediante su libro “Pisando flores” (2015) y el de Luis Torres en Lima, con su proyecto de “libro de ex libris”, cuyo proceso exhibe ahora. Y, desde luego, también la serigrafía, técnica mediante la cual los grabadores del proyecto Rupestre Contemporáneo materializaron el libro “Notas de campo”, estimulados por la visita de octubre de 2015 al emporio rupestre de “Toro Muerto”. Aquel libro fue impreso en dos talleres, la primera parte usando el equipamiento de la Editorial Equilibrio, en Arequipa, y la segunda en el Taller Printi, del grabador y serígrafo Álex Tello, en Lima, unas semanas después.
